La cebolla tiene numerosas propiedades beneficiosas para nuestro organismo. Su consumo regular es bueno para el corazón, de hecho los compuestos de azufre presentes en la cebolla ejercen una acción anticoagulante, mejoran la membrana celular de los glóbulos rojos y reducen los niveles de colesterol en sangre. Gracias a la presencia de quercetina y compuestos de azufre, tiene una acción antimicrobiana, eliminando microorganismos nocivos como levaduras y bacterias de nuestro organismo. El alto contenido en agua convierte a la Cebolla en un excelente diurético natural que favorece la eliminación de desechos combatiendo la retención de agua y la cistitis, dadas sus propiedades antisépticas y antiinflamatorias. Los folatos presentes en la cebolla favorecen el sueño y el buen humor, de hecho regulan el nivel de homocisteína en el organismo, cuya presencia excesiva sería un impedimento. Además de tener propiedades antioxidantes, regula los niveles de azúcar en sangre reduciendo los niveles de azúcar en sangre. Además de la acción antiinflamatoria antes mencionada, la cebolla también realiza la acción mucolítica y antibiótica, por lo que combate la faringitis, sinusitis, tos, bronquitis y asma bronquial. El consumo regular de cebolla es una ayuda valiosa para combatir la osteoporosis y mejorar la masa ósea. Previene los cánceres de mama, próstata, estómago y colon. La cebolla es muy a menudo indigerible debido a los Fodmaps, carbohidratos de cadena corta, que pueden causar disentería, calambres y aerofagia. No se recomienda para personas con síndrome del intestino irritable. Es absolutamente necesario evitarlo en la dieta de perros, gatos y caballos, ya que los compuestos de sulfóxido y sulfuro podrían inducir una enfermedad llamada anemia corporal de Heinz o anemia hemolítica.